A propósito del día mundial del agua (22 de marzo) y del Objetivo de Desarrollo Mundial numero 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, es importante conocer este concepto: Huella hídrica (HH).
Todas las actividades humanas requieren el uso de agua, la huella hídrica es un indicador que mide el consumo de agua a lo largo de toda la cadena de producción de un bien o servicio, es decir a través de todo su ciclo de vida, por lo tanto, cada producto tiene una huella, por ejemplo «se estima una huella hídrica aproximada de 700 litros para un desayuno promedio de 2 rebanadas de pan, una taza de café, dos huevos y un vaso de leche”[1].
Esta huella se puede calcular por producto, también por empresa, por país y para cada uno de nosotros como consumidores. Este concepto lo define en 2002, Arjen Y. Hoekstra, experto en gestión del agua; se mide en unidades de volumen (litros o metros cúbicos) por unidad de producto fabricado o servicio consumido, pero además hace tres distinciones del tipo de agua utilizado en los procesos, el agua de lluvia (huella hídrica verde), el agua superficial y subterránea (huella hídrica azul) y, el agua contaminada (huella hídrica gris).
Esta herramienta permite que las organizaciones establezcan mejoras en sus procesos, pero también como consumidores nos permite cuestionarnos como los productos que utilizamos consumen grandes cantidades de agua y este impacto se suma a nuestra huella ecológica.
Me gusta mucho el origami y hace poco estuve en una exposición de vestidos hechos con papel, un trabajo maravilloso, este es un material muy versátil, que permite todo tipo de desarrollos y que nos ha acompañado desde hace mas de 2000 años, pero ¿cuál es el impacto de este material actualmente?
Exposición en el museo del Origami – Pepita Marrades
Hablemos un poco del papel… esta industria genera grandes impactos ambientales y sociales, incluso se encuentra entre las primeras en cuanto al consumo de energía y agua, con impactos negativos al agua y al aire y grandes emisiones de co2, gran parte de este impacto se debe a la tala de árboles, pero hay muchos impactos en todo el proceso de transformación, y el hecho de que sea reciclable no minimiza los impactos de todo su ciclo, además porque en promedio se recicla un poco más del 50% en Latinoamérica, por estas razones es que las bolsas de papel tampoco son la solución.
Alternativas hacia el consumo responsable de papel:
Las características que buscamos entonces para hacer un uso más responsable de este recurso, serían, utilizar papel en el que se pueda identificar claramente la fuente de las fibras para que no sean origen de la tala de bosques primarios, incluso escoger aquellos que están certificados en cuanto a la gestión responsable de los bosques, utilizar papel entre 90 y 100% reciclado, sin blanqueamiento con cloro, ojalá con fibras de otros cultivos o residuos de otros procesos, como el bagazo, el arroz etc. Y por supuesto ayudar con el reciclaje, separando correctamente los materiales.
Y así podemos seguir usando este material que ofrece tantas ventajas para ser reciclado, pero buscando generar el menor impacto ambiental, por nuestros ecosistemas y por las comunidades que los habitan.
Hacer un recorrido en el museo del oro de Bogotá es viajar por la historia de nuestro país, y como joyera es una fuente invaluable de inspiración, no solo porque el oro es una de nuestras mayores riquezas en Colombia, si no también porque nos recuerda la tradición orfebre que hemos tenido. La colección que se alberga allí ha sido declarada monumento nacional, y es una de las más importantes en su género a nivel mundial.
La orfebrería tenía entonces un concepto de lo místico y lo sagrado, era una representación de la realidad y a su vez era simbólica, cumplía una función religiosa y ritual, era parte de sus ofrendas, representaba también su cosmovisión y estaba asociada a las deidades indígenas, estos objetos metálicos fueron muy importantes en el desarrollo de su cultura, lo que llevo a la elaboración de piezas con una gran riqueza formal y técnica; tenían también una connotación de estatus y poder, pero también concentraban el valor de lo sagrado, lo cosmológico y lo ritual, que estaban intrínsecos en los materiales que utilizaban para fabricarlos, como el oro, el cobre, la plata y demás metales utilizados en sus aleaciones (Uribe, 2005).
Colgantes de orejera
Hemos sido joyeros desde siempre, es parte de nuestra identidad, este museo fue creado en 1939 por el Banco de la República, y hasta el momento reúne alrededor de 34.000 piezas de orfebrería entre pectorales, collares, máscaras, narigueras, tocados, brazales y demás, también tiene una cantidad cercana de otros objetos elaborados en piedra, cerámica, textiles y piedras preciosas, todos pertenecientes a diferentes culturas como la Quimbaya, Calima, Tayrona, Sinú, Muisca, Tolima, Tumaco y Malagana, entre otras (BANCO DE LA REPUBLICA)[1].
Pectoral
En la cultura Tumaco por ejemplo se explora a profundidad la figura humana y de algunos animales como el jaguar y la serpiente, este desarrollo plástico se enriqueció con su iconografía mitológica, la metalurgia de mayor antigüedad esta en esta cultura, desarrollaron una tradición escultórica y trabajaron el oro y platino, que utilizaron para los atuendos de los caciques, esto con el fin de reflejar el sol en sus ceremonias (Lleras, 2015).
Traje
En el área de los Quimbaya se profundizo en otros patrones estéticos más cercanos a las aves, las lagartijas y las ranas; en la región Zenú desarrollaron el concepto de lo femenino, incluso tenían mujeres chamanes y cacicas. Para los Muiscas los objetos de metal cumplían una función de ofrenda, por lo tanto terminaban en caminos, tumbas, cuevas y montañas, además manejaban un concepto grupal, cada una de las piezas aportaba en el mensaje que se quería transmitir. En la orfebrería Tolima, trabajan formas más geométricas y planas, trataban de representar hombres-jaguar desdoblados, además de incluir en su iconografía formas de insectos y peces.
Colgante
En la cultura Nariño la orfebrería se hizo más sofisticada para producir sobre la misma superficie diferentes colores y texturas, manejaban el concepto de lo positivo y lo negativo, como representación de la dualidad en el cosmos, utilizando la técnica del calado, esta visión de opuestos y complementarios se vio reflejada en la elaboración de pares de objetos en diferentes metales (Lleras, 2015).
Mascara
Vale la pena entonces, dar una vuelta por este edifico del centro histórico de la ciudad, que contiene tanta riqueza cultural, que por una módica suma nos lleva a ver la genialidad de nuestros ancestros en la orfebrería y metalurgia, es un recorrido que nos permite maravillarnos por el simbolismo que lograban con sus diseños y por la importancia que le daban a la realización de las mismas, es un recibir un baño de identidad y descubrimientos, es una puerta a la imaginación y la creatividad, para no perder este legado que tenemos como joyeros en un territorio marcado por el “el dorado”.
Uribe, M. A. (2005). Mujeres, calabazos, brillo y tumbaga. Símbolos de vida y transformación en la orfebrería Quimbaya Temprana. Boletín de Antropología Universidad de Antioquia, 19 (36), 61-93. Recuperado el 9 de marzo de 2018 de Redalyc: http://www.redalyc.org/html/557/55703604/